Thursday, May 10, 2018

¿Cuánto durará la casa de los gatos?



Consuelo en los hábitos de masas. El domingo que nos movemos imantadas, pero la niña está viva. Nosotras que estamos en la postergación. Lo que no hicimos lo que aún no haremos, las palabras que se envían para compactar un futuro, lo que iremos a hacer, el calendario. El día que transcurre olvidado. Necesito pararme en la ventana y ver un poco ese rectángulo a la vista. Pasan las nubes. No cuento ovejas, cuento nubes durante el día, con algo de suerte. Teléfono, cartera, agua, zapatillas. Llevamos a la niña al shopping más cercano. Sobre la curva final de la tarde y la espiral iniciada de la noche. Entonces es una gran suerte haber cocinado de más y no tener por qué preocuparse. Llegamos y los juegos están prácticamente vacíos. La niña que está viva elige. Una ocupa el lugar de sostener las camperas. Yo. Así lo quiero. Yo no juego, yo proveo. Sostengo. Nublo la vista con algún movimiento de músculos ópticos que aprendí a temprana edad. Estoy y no estoy. Entregada a las máquinas que sobreimprimen sus gorjeos. Y los ojos ven luces que dibujan hilos gordos de color rojo, verde y dorado. Y cada tanto la hija que ríe.
Así nos acunan.
La noche es una maravilla. Fresca, verdosa y azulina. Una casa abandonada es la suerte de los animales que amamos. La casa de los gatos. Una cerveza de trigo, un yogur para la niña. El ruido de la bolsa que pasa de mano en mano. Agarrarse de la mano para cruzar. Indicaciones amorosas. La noche y las luces económicas me ahorran el esfuerzo de mi nervio óptico, ahora todo es borroso, leve, fugitivo y nosotras hemos entrado en ese ritmo y nos alivia.

Monday, November 21, 2016

Contemplaciones breves (para los últimos días)





          


 

 

*
La hija pequeña
busca un escalón
hace su camino al agua.


*
Va el benteveo mayor
y a su lado
el fruto de días muy quietos.


*
De la pena hospedera,
llega mi niña, su beso.
Doble condición de la flor.


*
Días en los que vagaría sin ojos.
Pero luego recuerdan la figura
de la ranita al nadar.


*
El hilo, leve, de lo bueno:
el viento mezcló mis papeles,
despejó tus ojos, dibujó en su lomo.


*
Ventana abierta del verano.
El llanto de la vecina extranjera,
por la noche; por la mañana, café.


*
La vida pequeña:
los niños, los insectos,
algunos  animales que agita el viento.



*
La polilla
también se negó a morir.
La cacería, en el gato, es legítima.


*
Las amantes caminan
dos niños corren e interrumpen
la vida antigua con vida pequeña.


*
A través de los pinos
las amantes chocan sus cabezas
y despiden sus pensamientos.


*
Tan pacíficas recostadas
que el bebé que aprende a caminar
las merodea.


*
La casa llena de flores
era de la madre
y la hija dormida en brazos.


*
¡Alegría! El cuervo rescatado
devora el caracol que le llevo,
por la noche, en mi sueño.


*
La niña amanece zumbando
“Tuve un sueño”, dice.
“Vivía en las flores”.


*
Los ojos de poeta
me enfrentan
silenciosos y múltiples.


*
La bella muchacha
la luz solar
de su rostro.


*
Bella como
la roca donde
la gaviota se posa y grazna.


*
Ya después
es una línea vaga
una curvatura.


*
El reflejo de los autos,
los carteles
la música mala.


*
Zapatillas de neón,
campera reflectante,
luz de la sirena enmudecida.


*
Aparición de telgopor, plástico, nylon.
¿Cuánto durará
la casa de los gatos?




Tuesday, May 31, 2016

escritura junto a los otros

Presentación de Yelmo de Noelia Rivero.
19 de mayo, Buenos Aires, 2016.


Yelmo es un libro de las sensaciones debajo de la armadura.
Trabajada y convertida en disfraz.
Milenario y danzante.
Una tribu de mujeres con la cabeza protegida con sombrero,
vestidos pesados,
y los pies descalzos.
Yelmo es un libro de las sensaciones debajo de la armadura.
La guerra.
Contra las injusticias de un mundo en el que también hay plantas, animales.
Y está el sol
con los rayos que señalan caminos con la sombra de una espada.
Yelmo es la defensa de una ilusión.
Una vida al servicio de la felicidad
que no quiere
ser callada por las cosas
más que por la tierra que deja marcas en las plantas de los pies
que bailan.
La escritura de Yelmo es ruina y fe.
No es una invitación a sentarse
sino a pararse y luchar cuerpo a cuerpo
contra el sistema.


Tamara Domenech




Monday, March 28, 2016

Tampoco deberías matar a un grillo

1.
Me entregan un bebé hermoso, satinado, envuelto en lino blanco. Pero, ¿dónde está el otro? ¿Y qué pasó con la incauta rama que brotó hacia el jardinero, con el bicho que el niño creyó enorme y feo?



2.


Muchos animales mueren apenas pierden la libertad. Unos cuantos enloquecen. Algunos aguardan el nuevo giro de la Fortuna, tanto vieran su mechón como su calva, para devorarla. Otros contemplan la constante fuga que dibuja el sol al atardecer y se alivian la noche de tardo sueño con el vibrar compañero del grillo, que aún persiste.